Capítulo
61
Mash
y Tatiana habían decidido que, si les preguntaban acerca del viaje,
contarían una historia diferente.
Dirían
que todo había ido bien y que a Alexis se la encontraron en el
poblado pidiendo limosna. Le pidieron a la niña que colaborara y que
cuando le preguntaran, que contara lo mismo y Alexis aceptó, pues
Tatiana la había sacado de aquel horfanato en el que ella no quería
estar.
Cuando
llegaron, les pareció que todos habían cambiado mucho en apenas
tres días:
Steven
andaba algo reservado; Celeste estaba, como casi siempre, preocupada,
pero esta vez rozaba la histeria; Esmeralda no parecía tan segura de
sí misma ni tan valiente como hacía creer que era, Noelia se había
vuelto a ir. Dalia era la única que seguía como siempre:
organizándolo todo con prisas.
Dejaron
los caballos, que ahora sustituían a los que perdieron en el ataque
de los kosh, en el establo y entraron en la casa.
-Oye
Alexis, creo recordar que quedaba una habitación vacía. Veré si te
puedes quedar allí, ¿vale? -le propuso Tatiana- Mientras espérame
en mi cuarto. Está por allí -le señaló-
La
niña se dirigió a la habitación y Mash y Tatiana llamaron a la
puerta de Dalia, que tardó en abrirles.
-Lo
siento, estaba durmiendo... ¡Habéis vuelto! ¿Cómo ha ido todo?
-¡Oh,
bien! Pero nos encontramos a una niña sola por la calle y como no le
queda familia... pues nos la trajimos -comentó ella- ¿No había una
cuarto libre?
Dalia
miró a Mash pidiéndole a él, y no a Tatiana, una explicación.
-Lo
que dice es cierto. La pobre chiquilla no tenía adonde ir.
Dalia
suspiró y luego se dio una palmadita en la cabeza queriendo decir
que se acababa de acordar de algo.
-Pues
esa habitación que decías ya no está libre. Venid -indicó-
Cruzaron
parte del pasillo y Dalia abrió la puerta de aquel dormitorio solo
un poco.
-¿Chicas?
-susurró-
Celeste
y Esme salieron al pasillo bostezando.
-Estábamos
durmiendo -se disculpó Esmeralda-
-No
pasa nada.¿Podéis contarles vosotras todo lo que ha ocurrido
mientras no estaban? -les pidió Dalia señalando a los recién
llegados-
-Claro.
Seguidamente,
las hermanas procedieron a relatar todo lo sucedido en el baile, y a
cada palabra, Tatiana se iba asustando más.
«No
he sido la única con problemas -se dijo-»
-¿Y
todavía no se ha despertado? -preguntó Mash-
-Puede
ser un kosh. Aunque ya sé que lo tenían encerrado... pero podría
ser un traidor o algo. ¿Lo habíais pensado? -opinó ella-
-¡Oh!
Se me ha olvidado mencionaros que Steven sabe quien es -exclamó
Celeste-
-¿Quién?
-No
nos lo quiere decir hasta que despierte y nos lo confirme -explicó
Esme-
Capítulo
62
Cuando
Tatiana lo vio por primera vez, ya lo habían aseado.
Dalia
y las hermanas le habían curado y vendado las heridas, lavado la
cara y cambiado la ropa. En aquel momento estaba tumbado en la cama
de la única habitación que quedaba libre en la casa.
Tatiana
lo negaría en todo momento, pero sabía que desde entonces iba a
estar enamorada de él con solo haberlo visto una vez.
-Lo
han dejado muy mal si lleva tres días inconsciente -opinó Mash
sacando a Tatiana de sus pensamientos-
-Pero
despertará, ¿no? -preguntó con una leve nota de pánico en su voz-
-Ni
idea -respondió Esme sinceramente-
-Llevamos
sin dormir dos días enteros porque Dalia quiere que lo vigilemos. A
pesar de lo cansados que estaréis por el viaje... ¿podríais
quedaros esta noche con él?
Mash
las miró claramente disgustado por la petición, pero Tatiana dijo:
-Pues
bien... Me quedo yo.
Esmeralda
se alegró tanto de oír aquello que incluso la abrazó.
-¡Gracias!
-Vale,
buenas noches. Y no os asustéis si os cruzáis con una niña. Se
llama Alexis. Como ésta habitación está ocupada, se quedará
conmigo en la mía, ¿vale? Decídselo a Dalia también.
-No
hay problema.
Las
hermanas se fueron.
-Mash,
tú díselo a Alexis, por favor.
-Claro
-él se despidió con la mano y se fue de allí-
Tatiana
se dejó caer en el sillón que había junto a la cama con un
suspiro.
«Estoy
hecha polvo. No debería haber aceptado.»
Se
quedó mirando al hombre que aún seguía inconsciente. El pelo negro
le caía por la frente a la altura de los ojos de un indefinido color
claro.
Mirándolo
se quedó dormida.
Fue
un golpe seco lo que la despertó.
El
cuarto estaba a oscuras,así que se levantó y rápidamente encendió
la luz.
Miró
a la cama. Estaba vacía.
Se
giró hacia la puerta y allí estaba él, sujetándose en la pared.
El miedo se reflejaba en sus preciosos ojos.
-¿Qué
quieres de mí?
Capítulo
63
A
Tatiana le brilló la mirada con humor.
-¿Qué
te hace pensar que queremos algo de ti?
-Me
retenéis aquí y yo... No sé.
-No
te estamos reteniendo. Te encontraron malherido y te trajeron para
curarte. Relájate. Aquí estás a salvo. No somos como ellos.
-¿Como...
ellos? Supongo que te refieres a los que me hicieron esto -dijo
mirándose las vendas-
-Exacto.
Espera un momento y lo entenderás todo, te lo prometo.
Tatiana
aguardó a que él se sentara en la cama para salir corriendo a
buscar a Steven.
Entró
armando bastante alboroto y Steven se despertó.
-¿Qué
haces aquí, Tatiana? No deberías entrar así en...
-¡Ha
despertado! -lo interrumpió ella-
Él
se levantó como un rayo sabiendo a quien se refería y regresaron a
la otra habitación.
Aún
estaba en la cama, pero ahora miraba a Steven como si fuera un
fantasma.
-¿Steven?
¿De verdad...? -empezó él-
Pero
el aludido no le dejó terminar y lo abrazó como si fueran amigos de
toda la vida.
Cuando
se separaron empezaron a hablar de varias cosas y tatiana no supo qué
hacer. Se dirigió a la puerta con la idea de marcharse.
-Hay
tanto que tengo que contarte... -dijo Steven interrumpiendo la frase
con un bostezo-
-¿Estás
cansado? Yo también. Mejor hablamos mañana.
Tatiana
ya estaba en el pasillo cuando oyó que la llamaban y volvió a
entrar.
-¿Sí?
-preguntó-
-Voy
a avisar a los demás de que ya se ha despertado -le contó Steven- Y
también voy a intentar convencerlos de que no le molesten hasta
mañana y supongo que la discusión irá para largo. ¿Te importa
quedarte con él mientras?
-Claro
-respondió-
Pero
solo aceptó aquello porque la pregunta la había pillado
desprevenida, se dijo ella.
-Vale
-Steven se acercó a la puerta y luego añadió: -Joseph, ésta es
Tatiana. Tatiana; él es Joseph. Ya están las presentaciones. Hasta
luego.
Y
después de decir aquello, Steven salió de la habitación dejando
asolas a dos personas que no se conocían, no sabían de que hablar,
y ya de por sí era una situación bastante incómoda.
Tatiana
alejó el sillón un poco de la cama y se dejó caer en él
pesadamente. Él se sentó en la cama apoyando la espalda en la
pared.
-Tú
también puedes irte si quieres.
-Se
enfadarán si me voy -respindió ella con una tímida sonrisa-
-No
lo creo, aunque también es verdad que aún no los conozco.
-Eso
quería preguntarte... ¿de qué conoces a Steven?
-Íbamos
en la misma nave antes de que se estrellase y acabáramos... aquí.
Los dos somos astronautas.
Capítulo
64
A
pesar de que estaban en plena noche, Steven encontró a Mash en el
salón.
-Buenas
noches -lo saludó-
-Hola
-dijo Steven cogiendo una silla y sentándose enfrente de Mash-
-¿Qué
te trae por aquí a estas horas?
-Pues
quería hablar contigo y pedirte un favor.
-Cuéntame.
-Supongo
que Dalia ya te ha puesto al corriente de la situación. De que
Celeste trajo aquí a Joseph...
-¿El
que está inconsciente? ¿Joseph, así se llama?
-Sí.
Pues precisamente lo que quería decirte es que acaba de despertar.
Mash
se levantó de la silla de un salto.
-¡Espera!
De eso se trata el favor: no lo molestes -pidió Steven-
-Sabes
que ha estado con los kosh y puede que...
-¡¿Qué
le hayan lavado el cerebro?! -lo interrumpió él- ¡Disculpa, pero
yo no creo eso!
Mash
lo miró sorprendido por el tono de voz con el que le había hablado.
-¿Estás
seguro de los que dices?
-Solo
te pido que no digas nada hasta mañana cuando todos hayamos
descansado un poco.
-No
me has respondido -advirtió Mash- Pero de acuerdo. Solo hasta
mañana. ¿Hay alguien con él?
-Tatiana.
Confía en mí, por favor. Por ahora no he decepcionado a nadie.
-Lo
sé. Oye, ¿de qué conoces tú a ese?
-¿A
Joseph? Los dos somos astronautas.
-¿Astro...qué?
-le preguntó Tatiana-
Él
se rió mirándola con cara de burla pero se puso serio cuando vio
que ella no estaba bromeando.
-¿En
serio? ¿No sabes qué es un astronauta? Es la persona a la que
mandan al espacio... fuera del mundo. Para ver qué hay allá arriba.
-¿Y
para qué sirve eso? -preguntó ella con interés-
-Pues
para muchas cosas. Para mandar satélites, por ejemplo. Y los
satélites sí que son importantes.
-¿Pero
realmente eso tiene una importancia tan vital?
-No
lo sé... Tú solo piensa que es porque en mi mundo tienen la
necesidad de saberlo todo -dijo él con una bonita sonrisa que hizo
sonrojarse a Tatiana, que apartó la mirada-
Estuvieron
en silencio hasta que Joseph se recostó en la cama y dijo:
-Te
lo vuelvo a repetir: por mí eres libre de irte si quieres.
Aquellas
palabras hirieron a Tatiana, a pesar de que no habían sido dichas
con mala intención, y aquello la hizo responder algo bruscamente:
-Mejor
no. Buenas noches.
Capítulo
65
Como
Steven había temido, cuando por la mañana entró en la habitación
de Joseph, se encontraba allí todo el mundo. Decidió organizar a
todos a pesar de no tener autoridad a aquello .
-¡Todos
fuera! ¿Qué se os ha perdido aquí?
-Celeste,
Esmeralda... -empezó Dalia-
-Espera...¿Quién
es la niña? -preguntó él- ¿Y qué hace aquí en medio?
-Es
Alexia -respondió Tatiana desde el sillón-
-Chicas,
llevaos a Alexia afuera, ¿vale? Enseñadle... el bosque.
Las
tres se acercaron a la puerta hablando animadamente hasta que la
pequeña preguntó:
-¿Él
es un kosh?
Todos
guardaron silencio y las hermanas se apresuraron a salir de allí y
cerrar la puerta.
Joseph
estaba sentado en la cama, como la noche anterior, Tatiana en el
sillón y Mash y Dalia se encontraban de pie, uno a cada lado de la
puerta como si temieran que Joseph echara a correr.
«Como
si pudiera huir... No llegaría muy lejos con a pierna rota -prensó
Tatiana-»
Steven
miró a Dalia y después a ella significativamente.
-Si
quieres echarme ten el valor de hacerlo tú mismo -le espetó ella-
Dalia
suspiró y se dispuso a arreglar las cosas:
-Steven,
Tatiana está aquí porque sabe mucho... sobre los kosh.
-Así
es -afirmó ella-
-¿Y
ya habéis empezado el interrogatorio?
-¡Steven!
Deberías tomarte esto en serio -lo regañó Mash-
-Lo
hago. Es solo que no me gusta esta situación. Sobretodo cuando ya
dais por hecho que él es un kosh.
-Dejemos
el tema -concluyó Dalia antes de acercarse a Joseph- Por favor,
cuéntanos todo lo que recuerdes desde que llegaste aquí.
-Siento
no ser de mucha ayuda, pero no recuerdo casi nada. Cuando desperté
después de haber chocado la nave, empecé a buscaros a ti -dijo
mirando a Steven- y a Pete.
-¿Lo
encontraste?
-Pues
sí... Lo encontré. Estaba muerto. Lo que recuero que pasó después
de eso -prosiguió rápidamente para no pararse a recordar a su
compañero fallecido- es que vagabundeé desorientado durante un par
de días hasta que dos hombres me cogieron y encerraron. A partir de
entonces lo único que recuerdo es dolor y agonía. Pensándolo bien
es una suerte el no recordarlo demasiado.
-¿No
estás con ellos verdad? -preguntó Mash-
-No.
No después de lo que me hicieron.
-¿Tienes
la marca? -susurró Tatiana-
Capítulo
66
-¿Qué
marca? -preguntó Joseph extrañado-
Mash,
Dalia y Steven también la miraron sin comprender.
-¿No
lo sabéis? Todos los kosh tienen una marca que se hacen cuando
ingresan en el grupo -explicó Tatiana- ¿Puedo? -preguntó
acercándose a Joseph-
Tatiana,
internamente, respiró hondo tres veces antes de cogerle el borde de
la camiseta para mentalizarse y evitar colorarse por la vergüenza.
La
levantó a la altura del ombligo de él, e intentar concentrar su
vista en el tatuaje que tenía en el costado. Era un circulo con
runas y una espada que las atravesaba.
-La
tiene. Tiene la marca -anunció ella con cierto temor-
-No
sé cuando pueden habérmela hecho -respondió él-
-Debes
jurar por tu misma vida que no perteneces a los kosh y también que
no lo harás nunca -sentenció Mash-
-Parece
ser que habéis olvidado que me han torturado durante días son
descanso alguno. Lo juro. Por mi vida.
-¿Hay
algo más que tengas que contarnos? -preguntó Dalia-
-Quizás
pueda recordar algo más tarde pero ahora mismo no teng más que
decir.
-Bien.
-¿Y
a partir de este momento qué vamos a hacer? -preguntó Steven-
-Supongo
que seguiremos como hasta ahora -dijo Dalia con clara tristeza antes
de irse-
-Te
espero abajo en media hora. No te creas que te vas a librar de
entrenar -dijo Mash, que seguidamente también abandonó el cuarto-
-Espero
que te recuperes pronto y así machacarle en un dos contra uno ,¿eh?
-le comentó Steven a Joseph-
-Entrenar...machacarle...
¿Boxeo? -preguntó confundido-
Steven
se rió.
-Con
la espada.
-¿Espada?
No me lo creo.
-Tendrás
que verlo tú mismo cuando puedas andar sin problemas -opinó Steven
mirando la pierna de Joseph-
-¿Y
qué voy a hacer yo? ¡Qué aburrimiento!
Tatiana
estaba, de nuevo, pensado en salir de allí sin ser vista cuando
Steven lo volvió a hacer; los dejó solos de nuevo.
Capítulo
67
Cuando
acabó el combate, otra vez había perdido, se fue a su claro del
bosque con la esperanza de encontrar allí a Lisa.
La
esperó durante un par de horas hasta que, como ya era costumbre, se
durmió.
Solo
se despertó al sentir unos brazos que lo rodeaban. Instintivamente,
se apartó.
-Solamente
soy yo. No te asustes.
-¡Lisa!
Te he estado esperando.
-Me
lo he imaginado cuando te he visto dormido -dijo ella sonriendo-
-Sí,
ya... Oye, ¿te acuerdas de Joseph?
-¿Debería?
-Es
aquel que vino a la fiesta pero se fue muy pronto y que...
-¡Ah,
vale! -Lisa se rió de nuevo- Es el que le gusta a Bea, mi prima.
-Pues
está aquí. Estaba desparecido desde que chocamos aquí pero Celeste
lo encontró.
-Me
alegro por ti.
-¿Te
alegras? Eso suena raro.
-Es
que he venido a decirte que me voy. Al menos así tendrás a alguien
aquí que sea de nuestro mundo.
-¿Te
marchas? ¿Por qué?
-Voy
a adentrarme en terreno enemigo.
-Exactamente,
¿a qué te refieres? -preguntó asustado, aunque ya sabía que
quería decir ella con aquellas palabras-
-Voy
a infiltrarme, Steven. Simplemente eso.
-¿Simplemente?
¡Tú estás loca!
-Pero
Steven, tú eso ya lo sabías -dijo ella sonriendo-
-¡No
bromees con esto, Lisa! ¿Sabes de qué hablas? ¡Son el enemigo!
-gritó él tras perder los nervios-
-Es
mi decisión. No la tuya -contestó ella serenamente-
-Lo
entiendo. Pero dime al menos el porqué.
-Ya
te lo he dicho: voy a entrar en terreno enemigo. ¿El porqué? ¿No
es evidente? Para descubrir sus puntos débiles y así puedas salvar
este lugar rápido y podamos irnos después.
-Estás
un poco obsesionada con eso, ¿no crees?
-A
mí no me gusta estar aquí y no puedo comprender como a ti sí que
pueda gustarte esta vida. Un poco más allá del bosque hay un
pueblo. Fui a su mercado y allí me enteré de la situación de
este... mundo. Hay una guerra, preparan una revolución, los kosh
esos se dedican a saquear... ¿Pretendes de verdad quedarte aquí?
Quiero irme y mejor si tú vienes conmigo.
-No
te he dicho que no quiera -dijo él tras haberla escuchado
atentamente- Es solo que por ahora y hasta que Lucelia se salve no
creo que nadie quiera decirnos cómo podemos irnos.
-Por
eso mismo me uno a los kosh. Hay que acelerar un poco las cosas.
Capítulo
68
Pasaron
los días. Steven se pasaba las mañanas con Joseph y las tardes
entrenando con Mash. Después, se iba al claro y allí esperaba el
regreso de Lisa que sabía que no iba a producirse; que estaba con
los kosh. Pero tenía la esperanza de que ella se hubiera dado
cuenta de la locura que era su plan y que regresase junto a él.
Celeste
y Esmeralda se aburrían a menudo y solían escaparse al poblado.
Y
Tatiana se había convertido en la “hermana” de Alexia. Por las
tardes solía ir a ver a Joseph y le explicaba las curiosidades y
costumbres de Lucelia. Y entre ellos iba creciendo poco a poco la
amistad.
Una
tarde, un mes después de que Joseph despertara, Tatiana acudió a
verlo. La sorpresa fue, que cuando entró se lo encontró
levantándose.
-¡¿Qué
haces?! -exclamó ella-
-Me
he cansado de estar todo el día sentado. ¿Me ayudas?
Tatiana
se acercó corriendo a él, lo cogió por el brazo, se lo puso
rodeándole los hombros y lo ayudó a incorporarse del todo.
-Ya
estás de pie, ¿y ahora qué?
-Quiero
salir fuera.
-Pero...
¿fuera? ¿Y las escaleras?
-No
te preocupes.
Después
de quince largos minutos consiguieron bajar las escaleras y salir al
patio trasero de la casa, pues en el delantero estaban Mash y Steven,
y Tatiana no quería unirse a ellos.
Se
acercaron a un árbol y Joseph se apoyó en él.
-¿Está
Steven por ahí? -preguntó él-
-No
lo sé -mintió ella- ¿Quieres que lo busque?
-Sí,
por favor.
Tatiana
se rindió y fue en su busca. Pero cuando apenas se había alejado
unos metros oyó un golpe seco a su espalda. Se giró rápidamente y
vio a Joseph en el suelo y cogiéndose con dolor la pierna que tenía
vendada. Gritó su nombre y corrió a agacharse junto a él.
-Estoy
bien. Yo solo... -susurró él-
Cuando
levantó la mirada, vio que tenía el rostro de Tatiana a apenas unos
centímetros del suyo y sin poder evitarlo, los dos se acercaron
más... Hasta que oyeron un grito.
-¡Hey!
Capítulo
69
Tatiana
se alejó un poco de Joseph, se levantó y lo ayudó a él a hacer lo
mismo.
-¿Qué
hay? -saludó Steven-
-Joseph
quería salir a dar un paseo -dijo ella como justificando lo que
podría haber visto Steven-
Cuando
ya estaba en pie, Joseph aprovechó la cercanía de Tatiana para
susurrarle:
-Puedes
llamarme Josh.
Ella
se sonrojó levemente y se alejó más de él.
Steven,
por su parte, creyó haber visto demasiado.
-Oye,
si queréis que me vaya...
-No,
para nada -replicó Josh quizá demasiado rápido-
-Ajá...
Era
una situación muy incómoda y Tatiana dio las gracias a los cielos
cuando Alexia se acercó a ellos.
-Tatiana,
¿puedes venir conmigo un momento?
-Claro.
Hasta luego, chicos.
Alexia
la condujo hacia el bosque y allí se sentó bajo un enorme árbolcon
preciosas flores verdes y azules. Tatiana se sentó junto a la niña.
-¿Qué
pasa?
-Quiero
saber si tengo algún don.
-No
te preocupes por eso. Creo que dentro de unas semanas iremos al Campo
de los Sueños.
-Pero
lo que yo quiero saber es si hay alguna otra forma de saberlo.
-Puede
que sí -consideró Tatiana- Creo que existe una cosa llamada la
Prueba del Don o algo así.
-¡Bien!
-exclamó la niña alegremente-
Steven
y Joseph aún estaban en el patio trasero de la casa.
Después
de que Tatiana se marchara se habían sentado en la hierba en
silencio.
-Así
que... ¿Te gusta? -preguntó Steven para romper el incómodo
silencio-
-¿Quién?
-Hablo
de Tatiana. Os he visto.
-Ya
sé que nos has visto -respondió Joseph irritado-
-Vale,
pues no me lo digas...
-No
es eso. Es que creo que éste asunto a ti no te incumbe para nada.
-Solo
era curiosidad. Por cierto, ¿para cuando estarás recuperado del
todo?
-Pues
el guerrero, ¿Mash se llama? Pues dice que para dentro de dos
semanas.
-Ah.
Estuvieron
varios minutos en silencio de nuevo hasta que Steven volvió a
hablar:
-¿Tú echas de menos tu casa?
-¿Tú echas de menos tu casa?
Joseph
se lo pensó bien antes de responder:
-No.
La verdad es que no he dejado nada atrás.
-Yo
sí. Cada vez que pienso en mi madre, mis amigos, ¿te puedes creer
que echo de menos hasta tener que levantarme pronto todos los días
para ir a trabajar? Es que éste lugar es tan diferente...
-No
todo lo diferente es siempre malo.
-Lo
sé -Steven soltó una risita antes de preguntar: -¿Lo dices por
Tatiana? Es bastante... misteriosa, por decirlo de alguna manera.
-Porque
pocas personas la conocen realmente.
-¿Lo
haces tú?
-Todavía
no.
-Así
que quieres conocerla mejor... -insinuó él-
-¡Oh,
por favor! ¡Cállate ya!
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