5ª Parte (Capítulos 61-75)


Capítulo 61
Mash y Tatiana habían decidido que, si les preguntaban acerca del viaje, contarían una historia diferente.
Dirían que todo había ido bien y que a Alexis se la encontraron en el poblado pidiendo limosna. Le pidieron a la niña que colaborara y que cuando le preguntaran, que contara lo mismo y Alexis aceptó, pues Tatiana la había sacado de aquel horfanato en el que ella no quería estar.
Cuando llegaron, les pareció que todos habían cambiado mucho en apenas tres días:
Steven andaba algo reservado; Celeste estaba, como casi siempre, preocupada, pero esta vez rozaba la histeria; Esmeralda no parecía tan segura de sí misma ni tan valiente como hacía creer que era, Noelia se había vuelto a ir. Dalia era la única que seguía como siempre: organizándolo todo con prisas.
Dejaron los caballos, que ahora sustituían a los que perdieron en el ataque de los kosh, en el establo y entraron en la casa.
-Oye Alexis, creo recordar que quedaba una habitación vacía. Veré si te puedes quedar allí, ¿vale? -le propuso Tatiana- Mientras espérame en mi cuarto. Está por allí -le señaló-
La niña se dirigió a la habitación y Mash y Tatiana llamaron a la puerta de Dalia, que tardó en abrirles.
-Lo siento, estaba durmiendo... ¡Habéis vuelto! ¿Cómo ha ido todo?
-¡Oh, bien! Pero nos encontramos a una niña sola por la calle y como no le queda familia... pues nos la trajimos -comentó ella- ¿No había una cuarto libre?
Dalia miró a Mash pidiéndole a él, y no a Tatiana, una explicación.
-Lo que dice es cierto. La pobre chiquilla no tenía adonde ir.
Dalia suspiró y luego se dio una palmadita en la cabeza queriendo decir que se acababa de acordar de algo.
-Pues esa habitación que decías ya no está libre. Venid -indicó-
Cruzaron parte del pasillo y Dalia abrió la puerta de aquel dormitorio solo un poco.
-¿Chicas? -susurró-
Celeste y Esme salieron al pasillo bostezando.
-Estábamos durmiendo -se disculpó Esmeralda-
-No pasa nada.¿Podéis contarles vosotras todo lo que ha ocurrido mientras no estaban? -les pidió Dalia señalando a los recién llegados-
-Claro.
Seguidamente, las hermanas procedieron a relatar todo lo sucedido en el baile, y a cada palabra, Tatiana se iba asustando más.
«No he sido la única con problemas -se dijo-»
-¿Y todavía no se ha despertado? -preguntó Mash-
-Puede ser un kosh. Aunque ya sé que lo tenían encerrado... pero podría ser un traidor o algo. ¿Lo habíais pensado? -opinó ella-
-¡Oh! Se me ha olvidado mencionaros que Steven sabe quien es -exclamó Celeste-
-¿Quién?
-No nos lo quiere decir hasta que despierte y nos lo confirme -explicó Esme-




Capítulo 62
Cuando Tatiana lo vio por primera vez, ya lo habían aseado.
Dalia y las hermanas le habían curado y vendado las heridas, lavado la cara y cambiado la ropa. En aquel momento estaba tumbado en la cama de la única habitación que quedaba libre en la casa.
Tatiana lo negaría en todo momento, pero sabía que desde entonces iba a estar enamorada de él con solo haberlo visto una vez.
-Lo han dejado muy mal si lleva tres días inconsciente -opinó Mash sacando a Tatiana de sus pensamientos-
-Pero despertará, ¿no? -preguntó con una leve nota de pánico en su voz-
-Ni idea -respondió Esme sinceramente-
-Llevamos sin dormir dos días enteros porque Dalia quiere que lo vigilemos. A pesar de lo cansados que estaréis por el viaje... ¿podríais quedaros esta noche con él?
Mash las miró claramente disgustado por la petición, pero Tatiana dijo:
-Pues bien... Me quedo yo.
Esmeralda se alegró tanto de oír aquello que incluso la abrazó.
-¡Gracias!
-Vale, buenas noches. Y no os asustéis si os cruzáis con una niña. Se llama Alexis. Como ésta habitación está ocupada, se quedará conmigo en la mía, ¿vale? Decídselo a Dalia también.
-No hay problema.
Las hermanas se fueron.
-Mash, tú díselo a Alexis, por favor.
-Claro -él se despidió con la mano y se fue de allí-
Tatiana se dejó caer en el sillón que había junto a la cama con un suspiro.
«Estoy hecha polvo. No debería haber aceptado.»
Se quedó mirando al hombre que aún seguía inconsciente. El pelo negro le caía por la frente a la altura de los ojos de un indefinido color claro.
Mirándolo se quedó dormida.

Fue un golpe seco lo que la despertó.
El cuarto estaba a oscuras,así que se levantó y rápidamente encendió la luz.
Miró a la cama. Estaba vacía.
Se giró hacia la puerta y allí estaba él, sujetándose en la pared. El miedo se reflejaba en sus preciosos ojos.
-¿Qué quieres de mí?




Capítulo 63
A Tatiana le brilló la mirada con humor.
-¿Qué te hace pensar que queremos algo de ti?
-Me retenéis aquí y yo... No sé.
-No te estamos reteniendo. Te encontraron malherido y te trajeron para curarte. Relájate. Aquí estás a salvo. No somos como ellos.
-¿Como... ellos? Supongo que te refieres a los que me hicieron esto -dijo mirándose las vendas-
-Exacto. Espera un momento y lo entenderás todo, te lo prometo.
Tatiana aguardó a que él se sentara en la cama para salir corriendo a buscar a Steven.
Entró armando bastante alboroto y Steven se despertó.
-¿Qué haces aquí, Tatiana? No deberías entrar así en...
-¡Ha despertado! -lo interrumpió ella-
Él se levantó como un rayo sabiendo a quien se refería y regresaron a la otra habitación.
Aún estaba en la cama, pero ahora miraba a Steven como si fuera un fantasma.
-¿Steven? ¿De verdad...? -empezó él-
Pero el aludido no le dejó terminar y lo abrazó como si fueran amigos de toda la vida.
Cuando se separaron empezaron a hablar de varias cosas y tatiana no supo qué hacer. Se dirigió a la puerta con la idea de marcharse.
-Hay tanto que tengo que contarte... -dijo Steven interrumpiendo la frase con un bostezo-
-¿Estás cansado? Yo también. Mejor hablamos mañana.
Tatiana ya estaba en el pasillo cuando oyó que la llamaban y volvió a entrar.
-¿Sí? -preguntó-
-Voy a avisar a los demás de que ya se ha despertado -le contó Steven- Y también voy a intentar convencerlos de que no le molesten hasta mañana y supongo que la discusión irá para largo. ¿Te importa quedarte con él mientras?
-Claro -respondió-
Pero solo aceptó aquello porque la pregunta la había pillado desprevenida, se dijo ella.
-Vale -Steven se acercó a la puerta y luego añadió: -Joseph, ésta es Tatiana. Tatiana; él es Joseph. Ya están las presentaciones. Hasta luego.
Y después de decir aquello, Steven salió de la habitación dejando asolas a dos personas que no se conocían, no sabían de que hablar, y ya de por sí era una situación bastante incómoda.
Tatiana alejó el sillón un poco de la cama y se dejó caer en él pesadamente. Él se sentó en la cama apoyando la espalda en la pared.
-Tú también puedes irte si quieres.
-Se enfadarán si me voy -respindió ella con una tímida sonrisa-
-No lo creo, aunque también es verdad que aún no los conozco.
-Eso quería preguntarte... ¿de qué conoces a Steven?
-Íbamos en la misma nave antes de que se estrellase y acabáramos... aquí. Los dos somos astronautas.



Capítulo 64
A pesar de que estaban en plena noche, Steven encontró a Mash en el salón.
-Buenas noches -lo saludó-
-Hola -dijo Steven cogiendo una silla y sentándose enfrente de Mash-
-¿Qué te trae por aquí a estas horas?
-Pues quería hablar contigo y pedirte un favor.
-Cuéntame.
-Supongo que Dalia ya te ha puesto al corriente de la situación. De que Celeste trajo aquí a Joseph...
-¿El que está inconsciente? ¿Joseph, así se llama?
-Sí. Pues precisamente lo que quería decirte es que acaba de despertar.
Mash se levantó de la silla de un salto.
-¡Espera! De eso se trata el favor: no lo molestes -pidió Steven-
-Sabes que ha estado con los kosh y puede que...
-¡¿Qué le hayan lavado el cerebro?! -lo interrumpió él- ¡Disculpa, pero yo no creo eso!
Mash lo miró sorprendido por el tono de voz con el que le había hablado.
-¿Estás seguro de los que dices?
-Solo te pido que no digas nada hasta mañana cuando todos hayamos descansado un poco.
-No me has respondido -advirtió Mash- Pero de acuerdo. Solo hasta mañana. ¿Hay alguien con él?
-Tatiana. Confía en mí, por favor. Por ahora no he decepcionado a nadie.
-Lo sé. Oye, ¿de qué conoces tú a ese?
-¿A Joseph? Los dos somos astronautas.
-¿Astro...qué? -le preguntó Tatiana-
Él se rió mirándola con cara de burla pero se puso serio cuando vio que ella no estaba bromeando.
-¿En serio? ¿No sabes qué es un astronauta? Es la persona a la que mandan al espacio... fuera del mundo. Para ver qué hay allá arriba.
-¿Y para qué sirve eso? -preguntó ella con interés-
-Pues para muchas cosas. Para mandar satélites, por ejemplo. Y los satélites sí que son importantes.
-¿Pero realmente eso tiene una importancia tan vital?
-No lo sé... Tú solo piensa que es porque en mi mundo tienen la necesidad de saberlo todo -dijo él con una bonita sonrisa que hizo sonrojarse a Tatiana, que apartó la mirada-
Estuvieron en silencio hasta que Joseph se recostó en la cama y dijo:
-Te lo vuelvo a repetir: por mí eres libre de irte si quieres.
Aquellas palabras hirieron a Tatiana, a pesar de que no habían sido dichas con mala intención, y aquello la hizo responder algo bruscamente:
-Mejor no. Buenas noches.

Capítulo 65
Como Steven había temido, cuando por la mañana entró en la habitación de Joseph, se encontraba allí todo el mundo. Decidió organizar a todos a pesar de no tener autoridad a aquello .
-¡Todos fuera! ¿Qué se os ha perdido aquí?
-Celeste, Esmeralda... -empezó Dalia-
-Espera...¿Quién es la niña? -preguntó él- ¿Y qué hace aquí en medio?
-Es Alexia -respondió Tatiana desde el sillón-
-Chicas, llevaos a Alexia afuera, ¿vale? Enseñadle... el bosque.
Las tres se acercaron a la puerta hablando animadamente hasta que la pequeña preguntó:
-¿Él es un kosh?
Todos guardaron silencio y las hermanas se apresuraron a salir de allí y cerrar la puerta.
Joseph estaba sentado en la cama, como la noche anterior, Tatiana en el sillón y Mash y Dalia se encontraban de pie, uno a cada lado de la puerta como si temieran que Joseph echara a correr.
«Como si pudiera huir... No llegaría muy lejos con a pierna rota -prensó Tatiana-»
Steven miró a Dalia y después a ella significativamente.
-Si quieres echarme ten el valor de hacerlo tú mismo -le espetó ella-
Dalia suspiró y se dispuso a arreglar las cosas:
-Steven, Tatiana está aquí porque sabe mucho... sobre los kosh.
-Así es -afirmó ella-
-¿Y ya habéis empezado el interrogatorio?
-¡Steven! Deberías tomarte esto en serio -lo regañó Mash-
-Lo hago. Es solo que no me gusta esta situación. Sobretodo cuando ya dais por hecho que él es un kosh.
-Dejemos el tema -concluyó Dalia antes de acercarse a Joseph- Por favor, cuéntanos todo lo que recuerdes desde que llegaste aquí.
-Siento no ser de mucha ayuda, pero no recuerdo casi nada. Cuando desperté después de haber chocado la nave, empecé a buscaros a ti -dijo mirando a Steven- y a Pete.
-¿Lo encontraste?
-Pues sí... Lo encontré. Estaba muerto. Lo que recuero que pasó después de eso -prosiguió rápidamente para no pararse a recordar a su compañero fallecido- es que vagabundeé desorientado durante un par de días hasta que dos hombres me cogieron y encerraron. A partir de entonces lo único que recuerdo es dolor y agonía. Pensándolo bien es una suerte el no recordarlo demasiado.
-¿No estás con ellos verdad? -preguntó Mash-
-No. No después de lo que me hicieron.
-¿Tienes la marca? -susurró Tatiana-



Capítulo 66
-¿Qué marca? -preguntó Joseph extrañado-
Mash, Dalia y Steven también la miraron sin comprender.
-¿No lo sabéis? Todos los kosh tienen una marca que se hacen cuando ingresan en el grupo -explicó Tatiana- ¿Puedo? -preguntó acercándose a Joseph-
Tatiana, internamente, respiró hondo tres veces antes de cogerle el borde de la camiseta para mentalizarse y evitar colorarse por la vergüenza.
La levantó a la altura del ombligo de él, e intentar concentrar su vista en el tatuaje que tenía en el costado. Era un circulo con runas y una espada que las atravesaba.
-La tiene. Tiene la marca -anunció ella con cierto temor-
-No sé cuando pueden habérmela hecho -respondió él-
-Debes jurar por tu misma vida que no perteneces a los kosh y también que no lo harás nunca -sentenció Mash-
-Parece ser que habéis olvidado que me han torturado durante días son descanso alguno. Lo juro. Por mi vida.
-¿Hay algo más que tengas que contarnos? -preguntó Dalia-
-Quizás pueda recordar algo más tarde pero ahora mismo no teng más que decir.
-Bien.
-¿Y a partir de este momento qué vamos a hacer? -preguntó Steven-
-Supongo que seguiremos como hasta ahora -dijo Dalia con clara tristeza antes de irse-
-Te espero abajo en media hora. No te creas que te vas a librar de entrenar -dijo Mash, que seguidamente también abandonó el cuarto-
-Espero que te recuperes pronto y así machacarle en un dos contra uno ,¿eh? -le comentó Steven a Joseph-
-Entrenar...machacarle... ¿Boxeo? -preguntó confundido-
Steven se rió.
-Con la espada.
-¿Espada? No me lo creo.
-Tendrás que verlo tú mismo cuando puedas andar sin problemas -opinó Steven mirando la pierna de Joseph-
-¿Y qué voy a hacer yo? ¡Qué aburrimiento!
Tatiana estaba, de nuevo, pensado en salir de allí sin ser vista cuando Steven lo volvió a hacer; los dejó solos de nuevo.




Capítulo 67
Cuando acabó el combate, otra vez había perdido, se fue a su claro del bosque con la esperanza de encontrar allí a Lisa.
La esperó durante un par de horas hasta que, como ya era costumbre, se durmió.
Solo se despertó al sentir unos brazos que lo rodeaban. Instintivamente, se apartó.
-Solamente soy yo. No te asustes.
-¡Lisa! Te he estado esperando.
-Me lo he imaginado cuando te he visto dormido -dijo ella sonriendo-
-Sí, ya... Oye, ¿te acuerdas de Joseph?
-¿Debería?
-Es aquel que vino a la fiesta pero se fue muy pronto y que...
-¡Ah, vale! -Lisa se rió de nuevo- Es el que le gusta a Bea, mi prima.
-Pues está aquí. Estaba desparecido desde que chocamos aquí pero Celeste lo encontró.
-Me alegro por ti.
-¿Te alegras? Eso suena raro.
-Es que he venido a decirte que me voy. Al menos así tendrás a alguien aquí que sea de nuestro mundo.
-¿Te marchas? ¿Por qué?
-Voy a adentrarme en terreno enemigo.
-Exactamente, ¿a qué te refieres? -preguntó asustado, aunque ya sabía que quería decir ella con aquellas palabras-
-Voy a infiltrarme, Steven. Simplemente eso.
-¿Simplemente? ¡Tú estás loca!
-Pero Steven, tú eso ya lo sabías -dijo ella sonriendo-
-¡No bromees con esto, Lisa! ¿Sabes de qué hablas? ¡Son el enemigo! -gritó él tras perder los nervios-
-Es mi decisión. No la tuya -contestó ella serenamente-
-Lo entiendo. Pero dime al menos el porqué.
-Ya te lo he dicho: voy a entrar en terreno enemigo. ¿El porqué? ¿No es evidente? Para descubrir sus puntos débiles y así puedas salvar este lugar rápido y podamos irnos después.
-Estás un poco obsesionada con eso, ¿no crees?
-A mí no me gusta estar aquí y no puedo comprender como a ti sí que pueda gustarte esta vida. Un poco más allá del bosque hay un pueblo. Fui a su mercado y allí me enteré de la situación de este... mundo. Hay una guerra, preparan una revolución, los kosh esos se dedican a saquear... ¿Pretendes de verdad quedarte aquí? Quiero irme y mejor si tú vienes conmigo.
-No te he dicho que no quiera -dijo él tras haberla escuchado atentamente- Es solo que por ahora y hasta que Lucelia se salve no creo que nadie quiera decirnos cómo podemos irnos.
-Por eso mismo me uno a los kosh. Hay que acelerar un poco las cosas.



Capítulo 68
Pasaron los días. Steven se pasaba las mañanas con Joseph y las tardes entrenando con Mash. Después, se iba al claro y allí esperaba el regreso de Lisa que sabía que no iba a producirse; que estaba con los kosh. Pero tenía la esperanza de que ella se hubiera dado cuenta de la locura que era su plan y que regresase junto a él.
Celeste y Esmeralda se aburrían a menudo y solían escaparse al poblado.
Y Tatiana se había convertido en la “hermana” de Alexia. Por las tardes solía ir a ver a Joseph y le explicaba las curiosidades y costumbres de Lucelia. Y entre ellos iba creciendo poco a poco la amistad.
Una tarde, un mes después de que Joseph despertara, Tatiana acudió a verlo. La sorpresa fue, que cuando entró se lo encontró levantándose.
-¡¿Qué haces?! -exclamó ella-
-Me he cansado de estar todo el día sentado. ¿Me ayudas?
Tatiana se acercó corriendo a él, lo cogió por el brazo, se lo puso rodeándole los hombros y lo ayudó a incorporarse del todo.
-Ya estás de pie, ¿y ahora qué?
-Quiero salir fuera.
-Pero... ¿fuera? ¿Y las escaleras?
-No te preocupes.
Después de quince largos minutos consiguieron bajar las escaleras y salir al patio trasero de la casa, pues en el delantero estaban Mash y Steven, y Tatiana no quería unirse a ellos.
Se acercaron a un árbol y Joseph se apoyó en él.
-¿Está Steven por ahí? -preguntó él-
-No lo sé -mintió ella- ¿Quieres que lo busque?
-Sí, por favor.
Tatiana se rindió y fue en su busca. Pero cuando apenas se había alejado unos metros oyó un golpe seco a su espalda. Se giró rápidamente y vio a Joseph en el suelo y cogiéndose con dolor la pierna que tenía vendada. Gritó su nombre y corrió a agacharse junto a él.
-Estoy bien. Yo solo... -susurró él-
Cuando levantó la mirada, vio que tenía el rostro de Tatiana a apenas unos centímetros del suyo y sin poder evitarlo, los dos se acercaron más... Hasta que oyeron un grito.
-¡Hey!

Capítulo 69
Tatiana se alejó un poco de Joseph, se levantó y lo ayudó a él a hacer lo mismo.
-¿Qué hay? -saludó Steven-
-Joseph quería salir a dar un paseo -dijo ella como justificando lo que podría haber visto Steven-
Cuando ya estaba en pie, Joseph aprovechó la cercanía de Tatiana para susurrarle:
-Puedes llamarme Josh.
Ella se sonrojó levemente y se alejó más de él.
Steven, por su parte, creyó haber visto demasiado.
-Oye, si queréis que me vaya...
-No, para nada -replicó Josh quizá demasiado rápido-
-Ajá...
Era una situación muy incómoda y Tatiana dio las gracias a los cielos cuando Alexia se acercó a ellos.
-Tatiana, ¿puedes venir conmigo un momento?
-Claro. Hasta luego, chicos.
Alexia la condujo hacia el bosque y allí se sentó bajo un enorme árbolcon preciosas flores verdes y azules. Tatiana se sentó junto a la niña.
-¿Qué pasa?
-Quiero saber si tengo algún don.
-No te preocupes por eso. Creo que dentro de unas semanas iremos al Campo de los Sueños.
-Pero lo que yo quiero saber es si hay alguna otra forma de saberlo.
-Puede que sí -consideró Tatiana- Creo que existe una cosa llamada la Prueba del Don o algo así.
-¡Bien! -exclamó la niña alegremente-
Steven y Joseph aún estaban en el patio trasero de la casa.
Después de que Tatiana se marchara se habían sentado en la hierba en silencio.
-Así que... ¿Te gusta? -preguntó Steven para romper el incómodo silencio-
-¿Quién?
-Hablo de Tatiana. Os he visto.
-Ya sé que nos has visto -respondió Joseph irritado-
-Vale, pues no me lo digas...
-No es eso. Es que creo que éste asunto a ti no te incumbe para nada.
-Solo era curiosidad. Por cierto, ¿para cuando estarás recuperado del todo?
-Pues el guerrero, ¿Mash se llama? Pues dice que para dentro de dos semanas.
-Ah.
Estuvieron varios minutos en silencio de nuevo hasta que Steven volvió a hablar:
-¿Tú echas de menos tu casa?
Joseph se lo pensó bien antes de responder:
-No. La verdad es que no he dejado nada atrás.
-Yo sí. Cada vez que pienso en mi madre, mis amigos, ¿te puedes creer que echo de menos hasta tener que levantarme pronto todos los días para ir a trabajar? Es que éste lugar es tan diferente...
-No todo lo diferente es siempre malo.
-Lo sé -Steven soltó una risita antes de preguntar: -¿Lo dices por Tatiana? Es bastante... misteriosa, por decirlo de alguna manera.
-Porque pocas personas la conocen realmente.
-¿Lo haces tú?
-Todavía no.
-Así que quieres conocerla mejor... -insinuó él-
-¡Oh, por favor! ¡Cállate ya!

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